viernes, 30 de agosto de 2013

Más vale, siempre, prevenir que curar.

Pues ya se acaban las vacaciones...ahora toca empezar de nuevo con los talleres de RCP y las idas y venidas al hospital...hay que activarse de nuevo, y después del verano nadie dice que sea fácil.  :))


En esta nueva entrada me gustaría dejaros parte de un artículo que está muy relacionado con el hecho de justificar que todo ciudadano sepa realizar de manera correcta una RCP básica.

La fuente es el blog: "Vigías: actividades acuáticas y socorrismo".

Desde el día 1 de junio hasta el 11 de julio de 2013 han muerto en España en el medio acuático un total de 54 personas, mientras que en el mismo periodo del año pasado fueron 50. De estas personas, 45 son hombres (83%) y 9 son mujeres (17%). 

El reparto por edades ha sido diverso: 12 entre 0 y 9 años, 8 entre 10 y 20 años, 4 entre 30 y 39 años, 4 entre 40 y 49 años, 2 entre 50 y 59 años, 10 entre 60 y 69 años, 7 entre 70 y 79 años y 4 entre 80 y 89 años. No se informa de la edad en 3 casos. 

Como sucedía en 2012, se confirma que ninguna edad está libre de morir en el medio acuático, pero vuelve a ser preocupante que son los niños y los más mayores los que más caen en la trampa mortal que a veces representa el agua.

En cuanto al espacio acuático en el que ocurre la muerte, no es único y, como ya sucedía en 2012, la diversidad es elevada. Ningún lugar con agua está libre de riesgos, pero son las playas los lugares con más casos (26), seguidos por otros espacios naturales, los ríos (11). En cuanto a instalaciones acuáticas, son las piscinas privadas las que más casos tienen (9), seguidas por piscinas públicas (3). Otros casos suceden en el mar, pero fuera de playas (2), embalse (2) y canal (1).

Son 41 los casos que suceden en lugares en los que no había servicio de socorrismo o fuera del horario de este servicio.

En 13 casos (24%) las muertes suceden en espacios con la presencia de socorristas, que inician las maniobras de reanimación pero sin éxito.


Son preocupantes los 23 casos (43%) en los que las víctimas son rescatadas por no profesionales, la mayor parte de las veces por bañistas o usuarios del espacio acuático. En la mayor parte de estos casos se han limitado a sacar del agua a personas inconscientes o ya muertas, pero hay 4 casos (7%) en los que han muerto las personas que intentaban el rescate.

Los 13 casos de muertes que suceden en espacios acuáticos que cuentan con servicio de socorrismo también deben preocupar, y en este sentido no nos cansaremos de insistir en la necesidad de una vigilancia permanente y eficaz, y tampoco dejaremos de repetir la importancia que tiene el detectar cuanto antes la situación de emergencia y, en caso necesario, iniciar lo antes posible la RCP básica, ya que las posibilidades de supervivencia se incrementan enormemente. 

Las inversiones en educación, en salud, en investigación y en seguridad no se deben reducir, ni por la crisis ni por nada. Como ciudadanos, tenemos derecho a exigir seguridad en los espacios acuáticos en los que nos bañamos o nadamos, de igual forma que reclamamos la seguridad en nuestras carreteras o ciudades.

La vida es algo que no tiene precio. Y para recordarlo nada mejor que una frase de Santo Tomas Moro: “Creo que la vida de un hombre es superior a todas las riquezas que pueda proporcionar la fortuna”, que se puede encontrar en su libro Utopía, escrito en 1516, en el que también podemos leer esta otra sentencia llena de sabiduría: “Es propio del sabio prevenir el mal, más que emplear remedios para curarlo.”